Hacia la regulación y reconocimiento de las trabajadoras del hogar. Articulando el cuidado.

Oskar De Los Bueis

Responsable del Sector Socio Comunitario de LAB

 

En relación con la situación de las trabajadoras del hogar y su relación laboral de carácter especial, mediante el régimen especial del empleo doméstico, en el cual, concurren todos y cada uno de los factores que determinan la precariedad en el empleo.

 

Estamos obligadas a diseccionar este servicio social – actividad económica – relación social, para poder conocer todos los elementos que la componen y estructurar mediante la acción sindical colectiva una estrategia de confrontación, que culmine con una regulación adecuada en el ámbito de las relaciones laborales. Siendo un paso más, en el merecido reconocimiento a su fundamental función y que a su vez, aporte en el   necesario debate sobre los cuidados.

Ya no se privatiza solo la gestión, sino que la cobertura y responsabilidad plena de los cuidados recae en la población necesitada, constituyéndose un sistema informal de servicios sociales.

El acceso restringido y la limitada cobertura del sistema público de acuerdo con las necesidades de las personas, impone la obligación de cubrir esta fundamental necesidad, mediante otros medios. Trasladando la responsabilidad al ámbito doméstico y privado, y por cuenta de la persona necesitada de cuidado y una vez más a cargo de las precarias condiciones laborales de las personas prestatarias.
Es la dimensión más perversa del modelo de privatización de servicios sociales, por la cual ya no se privatiza solo la gestión,  sino que la cobertura y responsabilidad plena de los cuidados recae en  la  población necesitada, constituyéndose un sistema informal de servicios sociales. Estableciéndose así un ámbito de cuidados no reconocidos como Derechos Subjetivos, un ámbito de cuidados sin reconocimiento social. Son los cuidados fuera de la red pública, trasladados al ámbito doméstico y privado. Es el Sistema de cuidados que convierte a las personas necesitadas y en situación de dependencia en empleadoras.

Es el sistema de cuidados prestados por trabajadoras incluidas en el Régimen Especial del Servicio del hogar familiar.

Un régimen discriminatorio en origen respecto de los derechos del resto de trabajadoras, sin la cobertura de la ley de Prevención de Riesgos Laborales en un sector donde el cuidado a personas con limitada o nula movilidad expone a las trabajadoras a importantes riesgos musculo-esqueléticos, así como psicosociales, agresiones e incluso acoso sexual.  Sin derecho a prestación por desempleo, en una relación laboral, donde existe la figura del desistimiento y de un día para otro se encuentran en la calle. Sin derecho a que se registre y controle su jornada laboral, en un sector donde la mayoría de las trabajadoras prestan actividad más de 60 horas a la semana, exceso horario que no se reconoce ni se abona.  Al despido sin causa y con menor indemnización, el de las trabajadoras vinculadas al Salario Mínimo Interprofesional en el mejor de los casos.  Es el régimen de las trabajadoras internas, situación en la que se acentúan todos los factores de precariedad del régimen especial, con día y medio de libranza a la semana, plena disponibilidad durante el día, aunque no se reconozca ni se retribuya, con obligación de pernoctar en el domicilio, aunque no se reconozca ni se retribuya. Es especialmente relevante no olvidar, que un porcentaje importante de estas mujeres, se encuentran en “situación irregular”, con el recrudecimiento que supone.

 

Urge abordar el debate de cuidados. Sí, pero con carácter inmediato la inasumible, política, social y sindical situación de precariedad en la que se encuentran las Trabajadoras del Hogar. Utilizando como herramienta vertebradora la negociación colectiva y la opción que nos brinda el Estatuto de los trabajadores a los sindicatos más representativos y las obligaciones que otorga a las Asociaciones Empresariales más representativas, a constituir una mesa de negociación en el ámbito autonómico  para el sector del Trabajo en el Hogar,  tal y como hemos hecho público.

Urge abordar el debate de cuidados. Sí, pero con carácter inmediato la inasumible, política, social y sindical situación de precariedad en la que se encuentran las Trabajadoras del Hogar.

La negociación colectiva, es un mecanismo, por el cual mediante la negociación entre patronal y sindicatos, se regulan las condiciones laborales de las personas trabajadoras de un determinado ámbito, normativizando los derechos y obligaciones de empresarios y personas trabajadoras.

Esta descripción literal de lo que se supone es la negociación colectiva, oculta en su interior las contradicciones inherentes a la relación entre capital-trabajo, capital-vida. Además, las últimas reformas laborales han otorgado una mejor posición a la patronal de la que ya tenía por su propia condición, viciando aún más la propia negociación en favor de los intereses de la patronal.

Es una relación social absolutamente conflictiva. Es un medio en el que se disputa el poder, operando la correlación de fuerzas entre ambas partes como eje fundamental del mismo.

 

Para el Sindicato LAB, la negociación colectiva es el espacio de confrontación más importante del que disponemos para respaldar las reivindicaciones de la clase trabajadora, mejorar nuestra posición y hacer frente al poder de la patronal. En este caso además, adoptará una mayor dimensión al cuestionar el actual modelo de cuidados, en que consisten, a quien le corresponde garantizarlos, cómo se deben de prestar y cómo financiarlos. La interpelación y la disputa de poder, además de vincular a trabajadoras y CONFEBASK, incluirá necesariamente a las propias instituciones al ser estas las titulares, financiadoras y responsables del sistema de cuidados, así como al conjunto de la sociedad, necesitada de cuidados, huérfana de un modelo público, gratuito, universal y de calidad, y que a su vez, es parte contratante. Va a resultar ser un ejercicio apasionante de reflexión, disputa y de confrontación de modelo social y político.

 

La obligación de negociar de buena fe no implica la obligación de llegar a ningún acuerdo, ni garantiza recorrido alguno. La supuesta constitución de la mesa negociadora en sí, debiera suponer un hito o punto de inflexión de una dinámica colectiva de trabajadoras y sindical, por lo tanto encuadrada en una dinámica colectiva de trabajadoras y sindical de mayor dimensión y alcance.

El principal y fundamental reto será identificar, organizar y movilizar al conjunto de trabajadoras del hogar en parámetros de confrontación, sin duda. Esto es, crear y articular sujeto.

Un buen convenio colectivo no es solo aquel que recoge un conjunto de cláusulas normativas que regulan y compensan favorablemente las condiciones laborales de las personas trabajadoras de un determinado ámbito. Que también. Si no que es el reflejo de la capacidad de colectivizar y cohesionar a las personas trabajadoras afectadas por el mismo y en defensa de esas mejoras, mediante la acción sindical colectiva. El resultado, tendrá reflejo en el acuerdo colectivo. Por lo tanto, el principal y fundamental reto será identificar, organizar y movilizar al conjunto de trabajadoras del hogar en parámetros de confrontación, sin duda. Esto es, crear y articular sujeto.

 

Lo que tenemos que consensuar es cómo realizamos dicha confrontación y cuál será la estrategia más efectiva para este sector, teniendo en cuenta las características del mismo. Sin Representación Sindical, centros de trabajo constituidos por una sola trabajadora, plena disponibilidad en el empleo. Servicios mínimos del 100% frente a un llamamiento de huelga. Todo un reto sindical.  Una vez más, interpelamos al conjunto de sindicatos y organismos sociales con implantación en el sector, el cual ha realizado un recorrido histórico con el conjunto de trabajadoras, al cual, una vez más, hay que poner en valor. En la unidad de acción socio – sindical una vez más pivotará el resultado.

Hacia la regulación y reconocimiento de las trabajadoras del hogar. Articulando el cuidado.
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