A 8,7 puntos de jugar en Europa

Imanol Karrera Turrillo

Portavoz del sindicato LAB en Nafarroa

 

Un año más nos quedamos fuera de los puestos europeos. Por enésima vez, se ha cerrado la puerta a desarrollar una nueva política fiscal ambiciosa que conecte con las preocupaciones y necesidades de la mayoría social navarra.

Según el análisis realizado por LAB, actualmente Navarra se sitúa a 8,7 puntos de la presión fiscal media de la Unión Europea, por lo que el aumento de la presión fiscal y por tanto el aumento de la recaudación es una opción factible, que además supone un menor endeudamiento y mayor protección social. De hecho, si Navarra se situara en dicha media recaudaría casi 2.000 millones de euros más, que servirían para reforzar y desarrollar los servicios públicos y mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora navarra. En consecuencia, las competencias de Navarra deben ser aprovechadas para aumentar la presión fiscal y transformar profundamente el sistema tributario.

El Gobierno de Navarra compuesto por PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin, y en concreto el consejero de Economía y Hacienda Jose Luis Arasti, hablan de «acercarse a toda la ciudadanía y empatizar con las familias que están notando los efectos adversos de la inflación». En cambio, no puede hablarse de justicia social con la actual política fiscal.

Las competencias de Navarra deben ser aprovechadas para aumentar la presión fiscal y transformar profundamente el sistema tributario

El ejemplo más claro de la hipocresía de sus palabras es la medida relativa a la deflactación lineal de la tarifa del IRPF, que tal y como se plantea, fue la primera medida fiscal reivindicada por el PP y rechazada por el Gobierno español de Pedro Sánchez por considerar que beneficia más a las rentas altas, aquellas que menos notan esos efectos adversos. A modo de ejemplo, a una renta de 9.000 euros le supone 34 euros menos; sin embargo, a una renta de 120.000 euros le supone una reducción de casi 1.000 euros.

Los trabajadores y trabajadoras navarras aportamos cinco veces más a la Hacienda Foral que las empresas, que se sitúan a la cola de la recaudación a pesar de que han visto aumentados sus beneficios. Así, la baja presión fiscal es un indicador de gran fraude. ¿Por qué en una situación excepcional en la que la vida se encarece, si se alivian las cargas (fiscales) a los que más aportan, es decir, a los trabajadores y trabajadoras, estas medidas tienen que estar condicionadas a que beneficien también a los que más tienen y menos pagan, generando una mayor desigualdad?

Los trabajadores y trabajadoras navarras aportamos cinco veces más a la Hacienda Foral que las empresas

Esto tiene que cambiar. Debe abordarse de una vez por todas el debate sobre la política fiscal, con la necesaria voluntad política, porque la actual política fiscal sustenta los intereses de quienes quieren seguir acumulando capital en manos de unos pocos.

Además, tiene que hacerse sobre los principios de progresividad e igualdad, para garantizar una redistribución justa de la riqueza que se genera en Navarra y garantizar los derechos fundamentales a toda la ciudadanía a través de los servicios públicos (sanidad, educación, vivienda, transporte, pensiones, …). También para afrontar con éxito los grandes retos que plantea el contexto actual (transformaciones socioproductivas importantes motivadas por la emergencia ecológica y la crisis energética), y como miles de personas exigieron hace unas semanas mediante la primera Huelga Feminista General de la historia en Navarra, porque ha llegado la hora de construir un sistema público y comunitario de cuidados.

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